El 8 de marzo es el día de la mujer trabajadora. Un día muy bonito para escribir sobre la última aventura de una mujer panadera, Aída Fuentes. Una aventura que la ha llevado a compartir su profesión y su sabiduría con los refugiados en Grecia. Una experiencia que demuestra que no es sólo grande por su profesionalidad, si no por el gran corazón y conciencia que demuestra. Una historia de solidaridad panadera escrita con nombre de mujer.
Aída Fuentes Iza tiene 34 años. Es una joven vasca que regenta una panadería en Orozco (Vizcaya), a unos 30 Km. de Bilbao. Es panadera de 3ª generación. Inicialmente tenía proyectos vitales al margen de la panadería que regentaba su madre. Como la vida es aquello que nos pasa mientras intentamos hacer otros planes, el destino le tenía preparado continuar la tradición panadera. El fallecimiento de su ama, le llevó a ponerse al frente del negocio.
Ser una buena profesional en la panadería como ella tiene mucho mérito. Pero en el caso de Aída, esto se acompaña de tener un gran corazón. Este corazón le llevó el pasado enero a empezar unas vacaciones solidarias y especiales. Preparó todo en su obrador y su producción antes de irse. Ella y su pareja Aitor se embarcaron hacia Policastro (Grecia) para ayudar a los refugiados que se encuentran viviendo en el Campamento de Nea-Kavala. Durante 15 días, estuvieron colaborando con la ONG Acción Directa Sierra Norte y su proyecto Panadería Lujan (de la que ya os hablamos en este artículo). Allí, se dedicaron a hacer lo que mejor sabían hacer: promover el buen PAN en la zona. Transmitir conocimiento y sabiduría profesional a aquellos que están en proceso.
En el campamento de refugiados había una especie de obrador muy rudimentario con un chico árabe que elaboraba pan de la zona. Pues bien, Aída y Aitor, analizando sus posibilidades de colaborar, decidieron con la ONG formar a tres muchachos del campamento en las labores básicas de un obrador. La idea era obtener de esa experiencia, un pan tradicional que alimentara a los cientos de refugiados que se mantienen allí.
Con paciencia y mucho buen humor la operación fue cuajando. Al final, desde ese modesto obrador, se elabora el pan que se consume en el campamento. Además de pan, han conseguido elaborar unas riquísimas magdalenas, gracias a la receta que aporto Aida. Un pequeña y gran delicia para los que allí están.
El idioma no fue un problema, según las palabras de Aída y Aitor, a los que hemos tenido la oportunidad de visitar. La voluntad y el interés de todas las partes implicadas, allanaba problemas. Aunque no se entendían a la perfección, se entendían bien y el resultado puede apreciarse en las fotografías.
Nuestra visita coincide con la grabación de una entrevista que le realiza la televisión vasca en su obrador por el mismo motivo, su experiencia griega. Estamos contento de haberlos conocido, Aída es una mujer panadera con un amplio recorrido profesional por su juventud e ímpetu, que junto a su pareja Aitor nos tiene que dar muchos mas motivos para plasmar sus hazañas en nuestras paginas.
Sin duda esta es de las historias de solidaridad panadera, que nos gustaría publicar cada día. Gracias Aída, por ser como eres y regalarnos esta historia para contarla.
Enhorabuena por tanto esfuerzo en pro de un bien común. El ideal de multiplicar los panes y los peces, se consigue de múltiples maneras.