El pan forma parte del grupo de alimentos que han constituido la base de la alimentación de la civilización humana debido a sus características nutricionales, su moderado precio y a la sencillez de la utilización culinaria de su materia prima, los cereales.
Al consumir pan, ingerimos diversos nutrientes que contribuyen a mantener nuestra salud y bienestar, así como a equilibrar nuestra dieta. Concretamente, este producto, constituye una fuente importante de hidratos de carbono, siendo su componente más abundante el almidón, que proporciona al organismo parte de la energía que necesita. También, aporta una cierta cantidad de proteínas de origen vegetal, así como vitaminas hidrosolubles del grupo B y minerales como el fósforo, el magnesio y el potasio, además de hierro, calcio, yodo y zinc. Y todo esto, a partir de una de las formulas alimenticias más sencillas que se conocen: harina de trigo, agua, levadura y sal.
¿El pan engorda?
La harina de trigo apenas contiene grasa, por lo que el contenido graso del pan es muy bajo (entre 1 y 3 gramos por 100 gramos, dependiendo del tipo de pan).
En una dieta equilibrada, al menos el 50% de las calorías totales debe proceder de los hidratos de carbono y, los cereales (pan, arroz, pasta, etc.) son una fuente importante de estos compuestos. Es por ello que, los especialistas en nutrición, aconsejan tomar seis raciones al día de este grupo de alimentos.
Aporte nutricional del pan
Vitaminas del grupo B: El pan aporta, igualmente, vitaminas hidrosolubles del grupo B. En concreto, el pan contiene vitaminas B1, B2, Niacina, vitamina B6 y ácido fólico.
Cada una de ellas, desempeña funciones importantes en nuestro organismo. Por ejemplo, las vitaminas B1, B2 y niacina, intervienen en el metabolismo de la energía. Además, la vitamina B1, desempeña un papel fundamental en el sistema nervioso, dando lugar, su déficit, a falta de concentración, alteraciones en la memoria e irritabilidad. La vitamina B2 por su parte, además de intervenir en la producción de los glóbulos rojos, actúa como antioxidante y tiene una acción vasodilatadora.
Minerales: El pan contiene, igualmente, diversos minerales como fósforo, magnesio, calcio y potasio. Por ejemplo, 100 gramos de pan nos aportan, aproximadamente, 55 mg de calcio, mineral indispensable en la formación y el mantenimiento del hueso, además de participar en la coagulación de la sangre y la contractibilidad muscular.
Por su parte, el magnesio, que también contiene el pan, juega un importante papel en todos los procesos bioquímicos que tienen lugar en nuestro organismo, además de intervenir en el crecimiento. El pan, contiene también una cierta cantidad de hierro, cuyo déficit produce ferropenia y, cuando avanza, anemia ferropénica, siendo ambas, posiblemente, las deficiencias nutricionales más frecuentes.
Fibra dietética: El pan, contiene una cantidad apreciable de fibra (3,5 g/100 g el pan blanco y 7,5g/100 g, el pan integral).
La fibra de los cereales se concentra en el salvado, que se elimina en el proceso de refinado para la obtención de harinas blancas y la consiguiente elaboración de pan blanco (el más consumido en los países desarrollados).
Hace ya varias décadas, científicos e investigadores descubrieron la relación existente entre ingesta de fibra y menor prevalencia de diversas enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, algunos tipos de cáncer, de forma adicional a su papel como regulador intestinal, facilitando el tránsito intestinal.
Proteínas: Las proteínas son los principales elementos estructurales de las células y tejidos del organismo, regulan la actividad de las células, ejercen una función defensiva y participan en el control genético. Sin embargo, se ha señalado que, el exceso de proteínas en la dieta puede producir alteraciones en el hígado, el riñón y el hueso. De hecho, en una dieta equilibrada, la ingesta de proteínas no debe suponer más del 15% del aporte calórico total. El pan blanco, contiene, aproximadamente, 9 gramos de proteínas por cada 100 gramos.
Las proteínas del pan son incompletas, ya que los cereales son deficitarios en un aminoácido esencial, la lisina, pudiendo complementarse con el consumo de alimentos como legumbres (deficitarias en metionina, pero no en lisina) o con el de alimentos de origen animal.
Los cereales, y entre ellos el pan, son alimentos indispensables en una dieta equilibrada. Si se toman pocos hidratos de carbono, la dieta se desequilibra y se consume una mayor cantidad de proteína y grasa.
Fuente: Pan cada día