Olvídate del “santo olor de la panadería”, la panadería misma es una tabla de salvación, son las palabras de Clarisse Sango, de 25 años que se pasa los días combatiendo la desigualdad con pan.
Esta madre soltera emigró a Estados Unidos procedente de Burkina Faso en 2011. Apenas tenía conocimiento de inglés y su curriculum vitae era prácticamente inexistente. Todo ello hizo que le resultara difícil encontrar un trabajo en la, a veces mal llamada “tierra de las oportunidades”. “Si acabas de llegar de África y no tienes ningún currículum ni experiencia, es difícil,” son las palabras de la protagonista a su entrevistadora.
Pero ahora Clarisse está inscrita en Hot Bread Kitchen, una organización no lucrativa en la ciudad de Nueva York que ofrece capacitación a mujeres inmigrantes de bajos ingresos en la elaboración y el comercio del pan. Muy similar al proyecto solidario realizado en Londres, Justbread, del que ya nos hicimos eco anteriormente.
El proyecto consta de un programa de nueve meses, durante los cuales las alumnas reciben 8.75 dólares por hora, una de las partes más agradecidas del programa. El plan de estudios comprende inglés centrado fundamentalmente en un “inglés de cocina”. “Tal vez no escribas ensayos de nivel universitario, pero vas a saber definitivamente lo que es un bench knife o cortador de masa”, comenta la fundadora y CEO de Hot Bread Kitchen, Jessamyn Rodríguez.
“Nuestra misión gira en torno al desarrollo económico”, explicó Rodríguez. “Lo que nos hace únicos es la unión entre competencias laborales e interés, con una profesión que responde a necesidades reales del mercado.”
La fundadora comenzó la organización sin ánimo de lucro en su casa en el año 2007. Hoy, el centro de formación y la cafetería de Hot Bread Kitchen están ubicados en el mercado La Marqueta de Harlem. El programa ha capacitado hoy en día a 82 mujeres de 20 países.
La diversidad ha influido en la línea de productos. Las galletas armenias Lavash, los panes marroquíes y las tortillas de maíz son algunas de las ofertas internacionales en el menú de Hot Bread Kitchen y son distribuidas por minoristas como Whole Foods y Amy’s Bread en la ciudad de Nueva York.
Esas mismas tiendas suelen contratar a egresadas de Hot Bread Kitchen, que ven un aumento salarial promedio de 77% en comparación con lo que ganaban antes de apuntarse en el programa. “Hacemos un trabajo realmente bueno en la capacitación de mujeres en un conjunto de habilidades para una carrera profesional, para que puedan terminar en empresas en las que realmente puedan ascender económicamente”, dijo Rodríguez.
Esto son grandes noticias para Clarisse y sus compañeras que ven buenas expectativas después de graduarse. “Estoy lista para entrar a cualquier tipo de ambiente… ¡Hoy soy una auténtica panadera!”.